viernes, 29 de abril de 2011
Capitulo ocho.
Primavera;2002, Chelmsford, Essex, England.
No había dejado de tararear una canción en todo el dia.
Se me había pegado el ritmo, mis pies lo mostraban tomando el control y haciéndo los compases de la cancion mientras que mis cuerdas vocales decían palabras que en realidad no salian de mi boca.
La tenía cerrada con fuerza para no cantar en alto, me daba vergüenza que me vieran u oyeran cantar. Otro de mis defectos, supongo.
Las clases se habían pasado lentas. Supongo que sería la impaciencia de que llegara esa tarde.
Había observado desde los ventanales de cada clase el cielo, quería estar segura que hoy no llovería ni hiciera mal tiempo. Era dificil pedir eso, vivía en Reino Unido. Me decía a mi misma todo el tiempo. Aquí siempre hace malo.
Pero hoy, no. Cosas del destino. Pero hoy hacía un dia realmente bueno, no había aparecido ninguna nube desde esta mañana, mirabas al horizonte y solo veías cielo azul.
Tocó. Última clase finalizada.
Hoy me tocaría ir a casa sola.
Mary-Kate no se encontraba bien esa mañana y no había podido venir.
Salí detrás del profesor de Griego y despidiendome de él con un;
-Que pase buen fin de semana.
Me dirigí a la salida en donde toda la gente se arremolinaba formando un atasco. Por suerte la salida que era la misma que la de entrada, era grande y espaciosa.
Salí, mire a cada lado.
Exactamente no sé que buscaba, y bajando las escalerillas con cuidado fuí por mi calle.
Llegué a la verja de color negro con aquellas iniciales de mi padre y viendo la casa blanca que relucía con el sol, sonreí.
Mi casa era verdaderamente hermosa con la luz del sol reflejando cada parte de ella.
Me metí en casa y subí mi mochila a mi cuarto.
La dejé encima de la cama y me quité la chaqueta para estar un poco más comoda.
Bajé de nuevo y ví que todavía no habia llegado nadie.
Ni mi madre de sus clases de pilates y aeróbic ni mi padre del trabajo.
Me encogí de hombros y me fuí al comedor, sentandome en mi sitio de siempre.
Esperé, diez o quince minutos. Pero me aburría bastante. Así que, como ví que mi padre hoy iba a llegar tarde a comer decidí irme a mi cuarto, no sin avisar antes a Claire o a Josh, para que me llamaran cuando la comida estuviera servida.
Fuí a la cocina, pero no había nadie. Tampoco en el jardin.
Subí a la planta de arriba y en el cuarto de mis padres estaba Claire.
-Claire...
Claire se giró sorprendida, por mi presencia. Supongo que no se había enterado de que había llegado, dejó la camiseta de mi madre que en esos momentos iba a guardar en la maleta, encima de la cama y se acercó hasta mi.
-¿Si?
-Hoy va a venir tarde mi padre ¿no?
Claire se quedó pensativa.-Si, creo que hoy sí, llegaran dentro de media hora.
-Está bien, me voy a mi cuarto hasta que lleguen. ¿Te importaría avisarme cuando lleguen?
-No, claro que no. Yo la aviso.
Asentí con una sonrisa en la boca y me metí en mi cuarto.
Que fácil sería comer sin tener que esperar a que todos estuvieramos reunidos. No entendía la tonta manía que tenia mi padre.
Todas las familias que conocía, comían juntas solo si coincidían estar todas en casa.
Yo no debo de dejar de comer solo porque mi padre llegue tarde...
Suspiré.
Tenía el cuarto ordenador, en realidad nunca estaba desordenado. Pero me apetecía ordenarlo más.
Encendí de nuevo mi iMac y puse musica.
Seleccione toda la carpeta de Busted.
Y la puse en aleatorio.
Mientras dejaba a mi pelo volar sobre el aire mientras bailaba a ritmo de la canción sin cantar alto por miedo a que alguien me oyera.
Alguien llamó a mi puerta.
Rapidamente me acerqué al ordenador y apagué la musica.
-Adelante.
Claire asomó la cabeza por la puerta con timidez.-Sus padres ya estan aqui.
Miré la hora en el reloj.
Vaya, ya se había echo tarde.
-Vale, gracias Claire, ahora bajo.
Ella sonrió sin enseñar sus dientes y volvió a cerrar la puerta.
Me volví a poner los zapatos y bajé las escaleras peinandome el pelo revuelto con la mano.
Me fuí al comedor donde supuse que estarían ya mi padre y mi madre y no me equivocaba.
Me senté en el sitio de antes y de todos los dias.
Nos sirvieron la comida y empezamos a comer sin ninguna palabra de por medio.
-¿A qué hora os váis?-Dije interrumpiendo el silencio que abundaba la sala.
-Dentro de hora y media.-respondió mi padre.
-¿Tan pronto?
-Sí.
Asentí y pinche unos guisantes para metermelos a la boca.
-¿A qué hora viene Mary-Kate?-inquirió
Caramba. Se me había olvidado preguntar a mi padre si me dejaba ir a las ferias aquella noche.
-Supongo que después de cenar.. esto.. padre...¿me dejarías ir a las ferias esta noche?
-¿Esta noche?
-Si.. las ponen hoy y esta noche las abren.
-¿Y con quién vas?
Vale. Se lo había preguntado y él todavía no habia respondido. Pero me había echo una pregunta que causaba un nudo en mi garganta. ¿Qué hago? ¿Le digo la verdad o miento..? ¿Mentir? ¿Yo? Nunca había mentido a mi padre.
-Hayley.
Le miré.
-¿Si?
Sabía lo que me había preguntado, pero no creía estar preparada para responder.
-¿Con quién vas?-volvió a formularme la pregunta y mi el nudo en mi garganta impedía que tragara la comida.
Tragué con mucho esfuerzo y respondí.-Con Mary-Kate y Molly por supuesto...-Mentí. No sabía porque, pero lo había echo y ya no había vuelta atrás.-Y con más gente del instituto.
Otra vez. Soy una mentirosa.
-Está bien.-contestó
-¿Si? ¿Puedo ir?
-Claro.
-Está bien, pues... iré a las ocho y volveré después de cenar a las diez.
Él asintió y yo sin ganas de comer más, me disculpé y me fuí a mi habitacion.
Cogí el telefono fijo que tenia en la mesita y llamé a Mary-Kate.
Pí,pí,pí. Cuarto pitido y ya habían descolgado el telefono.
-¿Si?
Dijo una voz suave al otro lado.
- Eh..¿Mary-Kate?
-No, soy Molly ¿quién es?
-Ah, Molly soy yo, Hayley. ¿Puedes decir a Mary-Kate que se ponga, por favor?
-Por supuesto, espera un momento.
- Sí.
Es lo unico que pudo salir de mi boca, esperé sentada en el borde de la cama a que Mary-Kate cogiera el telefono, trás un sonido de movimiento se puso.
- Hola Hayley.
- Hola Mary-Kate, ¿qué tal te encuentras?
- Bien, mejor que esta mañana.
- ¿Sigue en pie lo de este fin de semana?
- Oh, pues claro. Solo tengo un poco de dolor de cabeza ahora, pero por suerte me tomo una aspirina y se me pasa.
- Ey, no quiero que te sientas obligada, eh..
- No,no.
Esbocé una sonrisa.- Está bien. Entonces,¿a qué hora vienes?
- No sé, cuando tú quieras.
- Yo..yo.. estaré ocupada hasta las diez.
- ¿Y eso?
Sonreí.
- Ya te lo contaré cuando vengas..
- Eso espero.
Rió.
- Entonces, ¿diez y media?
- Perfecto.
- Bien, entonces nos vemos a las diez y media rubia.
- Hasta entonces Hayles.
Sonreí. 'Hayles' Me solía llamar así, es un alías que tenía desde hace tiempo.
Colgué el telefono e inmediatamente me dirigí a mi vestidor.
¿Que me pondría para aquella noche?
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