Primavera; 2002, Chelmsford, Essex, England.
Harry me había llamado, aunque no quería responder, tuve que salir de la sala y coger la llamada
Después de decirle que viniera al hospital, volví a la habitación con Ashley.
Al verme, volvió a sonreír y a quitar su mirada de la pequeña televisión.
-Lo siento peque-me disculpé sentándome en el sillón que podría tener mi nombre.-Me ha llamado un amigo.
Ella sonrió- ¿Un amigo o tu novio?
Me reí-¿Pero como puedes ser tan mala?-pregunté y me acerqué a ella, haciéndola suaves cosquillas en los costados.
Ella empezó a revolverse y me separe por si acaso.
-Ey, cuidado, haber si te vas a quitar el gotero- se lo coloqué bien y la mire.
-Hayley.
Me acerqué a ella más-Dime cielo.
-¿Un día puedes traer la guitarra y me enseñas?
Sonreí. Aunque en realidad lo que quería era llorar, me dolía. Me dolía que no pudiera salir de aquella habitación. Y también me dolía que ella y millones de niños más estuvieran en esa situación, sin que yo no pueda hacer nada. Aunque los médicos ya decían que hacía bastante consolándolos cada sábado desde las diez de la mañana, yo sabía que no era suficiente.
-Pues claro-contesté y la acaricié aquel pañuelo rosa que ya se había convertido como en una parte más de su cuerpo.
-Ejem-tosió- lo siento, ¿interrumpo algo?-pregunta una voz ligeramente familiar.
Me doy la vuelta y me encuentro a Harry apoyado en la puerta. Mirando alternativamente a Ashley y a mi.
-Oh no, claro que no Harry, entra- le ofrezco, pero en realidad tengo miedo a su reacción.
Ashley está mirando la televisión pequeña de aquel cuarto que siempre está encendida, día y noche y mientras me coge la mano.
-¿Y quién es esta niña tan guapa?-pregunta mirando a Ashley.
-Harry, esta es Ashley, Ashley, este es Harry, un amigo-les presento.
Ashley quita la mirada de la televisión y mira a Harry sonriente. Éste no deja de sonreír y de mirarla a los ojos.
Sonrío.
-Encantada Ashley- dice acercándose a ella y dándola dos besos- ¿Sabes? Creo que tienes un nombre de princesa, bueno... viéndote a ti ¿que otro nombre podrías tener? Pareces una verdadera princesa.
Ashley sonríe y sus ojos se iluminan, me alegro de verla así. Siempre las visitas son bienvenidas si son como las de Harry.
La verdad es que Harry me ha impresionado, llevamos hora y media hablando sin parar, donde no ha salido ningún tema de conversación incómodo, Ashley no ha dejado de reír y yo no he podido evitar soltar alguna carcajada de vez en cuando. Harry la está ayudando mucho inconscientemente.
Es la hora de las despedidas, aunque me encantaría llevármela conmigo.
-Ashley, cariño, es la hora...
-Jo, ¿ya?-se queja.
-Ey, pequeña, no pasa nada, si quieres mañana podemos venir...-contesta Harry calmándola.
Le miro, ha metido la pata, pero sin querer- Harry... mañana no permiten visitas, no a esta planta, hasta el sábado que viene nada.
Harry frunce el ceño y sabe que ha metido la pata, pero sonríe de nuevo.
-Bueno, no pasa nada, la próxima vez vuelvo ¿vale? Solo si la princesa quiere...claro.
Ashley vuelve a sonreír- ¡Yo si quiero que vuelvas!
Río-Oh,¿ me reemplazas por él?-pregunto, imitando que estoy dolida.
-No,no-niega- ¡quiero que vengáis los dos! Y tu, Hayley, con la guitarra.
Me acerco a ella sonriendo y la beso en la frente con cuidado- Por supuesto.
-¡Yo también puedo traer la mía!-exclama Harry.
-¡Vale! Así los dos me enseñáis.
Miro a Harry y él sonríe. -Por supuesto.
Harry se despide de ella y empiezan una pequeña guerra de cosquillas, yo me río mirando la situación en la que están, pero una enfermera viene y nos advierte que deberíamos irnos ya. Los dos asentimos, nos despedimos de nuevo de Ashley y salimos de la habitación.
Entramos en el ascensor y Harry pulsa el botón 0. Ahora es cuando suelo desmoronarme y me alegro que Harry este al lado mio.
Me acerco a él en cuanto las puertas se cierran y él viendo mis intenciones, abre sus brazos, yo, no los rechazo y me aferro a él. Como si fuera el único que me puede entender.
Me oprimo contra su pecho y dejo escapar unos leves sollozos, cerrando fuerte mis parpados para que ninguna lagrima se digne a recorrer mis mejillas. Pero es demasiado tarde, noto como varias lagrimas terminan su recorrido en mi boca dejando un leve sabor a sal.
Harry me acerca más a él, -si es posible- y me besa la cabeza con cuidado.
Las puertas se abren y me aparto ligeramente de él para salir, pero, pasa un brazo por encima de mi hombro y me junta a el.
Huelo su perfume y me alegro que no haya dicho nada en todo el trayecto.
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